Practicante de yoga desde hace siete años, se certifica como profesora en el 2022, y desde entonces ha presenciado cómo múltiples aspectos de su ser han florecido y despertado: en lo físico, mental, emocional y espiritual.
Considera que el yoga va mucho más allá de las posturas físicas, como un sendero de autoconocimiento, un espacio para cultivar la conciencia y el despertar del ser. Valora que prácticas como la meditación, el pranayama, la observación interna y el estudio de uno mismo (svādhyāya), son herramientas que nos ayudan a conectar con nuestra verdadera esencia: la conciencia.
Se formó como maestra en Yoga Mandir, donde descubre su amor por el Bhakti Yoga, la práctica del Ashtanga Vinyasa y la filosofía. También he estudiado con maestros como Talia Sutra, con quien estudió en India una secuencia que integra Ashtanga Vinyasa y la tradición de Ghosh Yoga. Ha participado en talleres y estudios relacionados con Ayurveda y prácticas para cultivar un estado sáttvico (claridad y armonía).
Ha viajado a India en dos ocasiones para profundizar en su práctica de Ashtanga y Hatha Yoga. Allí ha tenido la dicha de experimentar y profundizar en prácticas complementarias a la postura, tales como kriyas, pranayamas y meditaciones tradicionales, además de rituales y filosofía tradicional.
Por otro lado ha profundizado sus estudios de Ashtanga Yoga con maestros como Kino McGregor, Tim Feldman, Mauricio Victorica, Pedro Rubio, así como con Deepak School of Pranayama, entre otros.
Rachelle tiene una forma de enseñar y compartir la práctica de yoga de forma amena, jovial y natural; por lo que en sus clases transmite tanto calma, como disciplina y enfoque.